El cielo sobre el campo de golf de Lerma decidió añadir un toque dramático al duodécimo y penúltimo Torneo del Orden de Mérito de los Amigos del Hoyo 19. En medio de un torneo que prometía mucha emoción, las lluvias y tormentas se colaron en la fiesta y obligaron a suspender la competición durante dos largas horas. Sin embargo, la paciencia y buen humor de los participantes fueron clave para aguantar el chaparrón – literalmente.
Una vez las nubes se apiadaron, el campo de Lerma, que ya de por sí lucía en perfectas condiciones, se convirtió en un espectáculo visual, con greenes que podrían haber sido portada de revista. A pesar del aguacero, estos resistieron el embate del agua mejor que algunos jugadores, cuyas bolas parecían más interesadas en visitar los charcos que en encontrar la bandera.
En la categoría femenina, Pamela Ortiz continuó su racha ganadora alzándose con el trofeo, sumando así su tercera victoria en los últimos cuatro torneos. En el circuito ya la conocen como "la tormenta perfecta", no solo por su juego imparable, sino porque parece que cada vez que juega, la meteorología se ensaña con la competición. Pamela, con su habitual simpatía, comentó: “Quizá debería venir siempre con un paraguas. Parece que cuando yo gano, también llueve”.
En la categoría masculina, el gran vencedor fue Alberto Galindo, que supo domar tanto los greenes rápidos como la amenaza de nuevos chubascos. Su enfoque sereno y certero le permitió destacarse del resto de competidores. Al finalizar, entre bromas, mencionó: “Entre el agua del cielo y los nervios del campo, al final, lo importante es mantenerse a flote... y no solo en los bunkers inundados”.
Pero, si hay un nombre que no necesita presentación en este torneo, ese es el de Luis Gil, quien volvió a adjudicarse la categoría scratch, añadiendo otra medalla a su ya nutrida colección. Parece que para Gil, la palabra "otra vez" se ha convertido en sinónimo de éxito. Como dirían algunos de sus rivales con resignación: "Cuando Luis juega, mejor apuntar al segundo puesto".
Con un ambiente de camaradería a prueba de lluvias y un campo que aguantó el temporal con más entereza que muchos de los jugadores, este penúltimo torneo del año dejó claro que los Amigos del Hoyo 19 saben cómo convertir cualquier reto en una oportunidad para el disfrute. Ahora, con los ecos de la tormenta aún resonando en Lerma, solo queda esperar la gran final del calendario en la Faisanera. Y, por si acaso, sería prudente empacar tanto los palos como el impermeable.
¡Nos vemos en el próximo green, esperemos que bajo un cielo despejado!